Leopoldo Rodés, una gran personalidad de la cultura gastronómica
10/07/2015
El fallecimiento de Leopoldo Rodés ha llenado de tristeza a muchísimas gentes de este país y del extranjero. Se han publicado numerosos artículos y necrológicas sobre su actividad en el mundo empresarial, en los medios de comunicación y en el entorno financiero. También, de su estrecha vinculación con el mundo del arte y del mecenazgo.
Escribo ahora sobre su protagonismo en la evolución de la cultura gastronómica de nuestro país, porque Leopoldo, gran amigo y compañero, tuvo una presencia indiscutible en el entorno más cercano de la Real Academia de Gastronomía y de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Gastronomía. Junto a Alfonso Cortina, fue el principal impulsor de la asociación y era vicepresidente de Relaciones Institucionales.
Miembro del Club des Cent (el único español), promovió la gastronomía como vehículo para ganar voluntades para los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, y fue un promotor e impulsor de la incorporación de los conocimientos de alimentación y educación del gusto al sistema educativo, a través del Instituto de la Empresa Familiar, que fundó y del que era, actualmente, vicepresidente.
A este gourmet exquisito, le sorprendió la muerte cuando viajaba en coche hacia Girona donde almorzaría en alguno de los grandes restaurantes de la comarca.
He tenido la inmensa suerte de disfrutar, durante el último año, de algunas de las comidas más memorables de mi vida en compañía de los socios fundadores de la AARAG gracias, en gran medida, a él y a Alfonso Cortina. La última en el Hispània, uno de sus restaurantes favoritos, donde estuvimos haciendo planes para dar a conocer y difundir lo mejor de la gastronomía española. Leopoldo fue un gran conocedor de las cocinas francesa e internacional y un gran experto en la cocina y los vinos de Cataluña.
Querido Leopoldo, recibe toda la admiración, gratitud, amistad, el afecto y el cariño de quienes hemos tenido el honor de compartir contigo tantos momentos de felicidad. La RAG, la AARAG y todos los gastrónomos del país y del mundo te echaremos mucho de menos.
Escribo ahora sobre su protagonismo en la evolución de la cultura gastronómica de nuestro país, porque Leopoldo, gran amigo y compañero, tuvo una presencia indiscutible en el entorno más cercano de la Real Academia de Gastronomía y de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Gastronomía. Junto a Alfonso Cortina, fue el principal impulsor de la asociación y era vicepresidente de Relaciones Institucionales.
Miembro del Club des Cent (el único español), promovió la gastronomía como vehículo para ganar voluntades para los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, y fue un promotor e impulsor de la incorporación de los conocimientos de alimentación y educación del gusto al sistema educativo, a través del Instituto de la Empresa Familiar, que fundó y del que era, actualmente, vicepresidente.
A este gourmet exquisito, le sorprendió la muerte cuando viajaba en coche hacia Girona donde almorzaría en alguno de los grandes restaurantes de la comarca.
He tenido la inmensa suerte de disfrutar, durante el último año, de algunas de las comidas más memorables de mi vida en compañía de los socios fundadores de la AARAG gracias, en gran medida, a él y a Alfonso Cortina. La última en el Hispània, uno de sus restaurantes favoritos, donde estuvimos haciendo planes para dar a conocer y difundir lo mejor de la gastronomía española. Leopoldo fue un gran conocedor de las cocinas francesa e internacional y un gran experto en la cocina y los vinos de Cataluña.
Querido Leopoldo, recibe toda la admiración, gratitud, amistad, el afecto y el cariño de quienes hemos tenido el honor de compartir contigo tantos momentos de felicidad. La RAG, la AARAG y todos los gastrónomos del país y del mundo te echaremos mucho de menos.
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