“El jamón es un papel en blanco, el cuchillo es un lápiz y cada loncha es un poema en sí misma”, recitaba un elocuente y apasionado Florencio Sanchidrián delante de un jamón ibérico porque, asegura, le inspira tanto como la música a un bailador.
 
Este modesto abulense, hoy Embajador Mundial del Jamón Ibérico por la Academia Internacional de Gastronomía, lonchea emulando, casi, los giros de un torero, pero sin perder la precisión de un cirujano.  
 
Con él disfrutamos de una inigualable cata, en el Casino de Madrid, en la que descubrimos que un jamón puede llegar a tener hasta ocho sabores, dependiendo de la zona de la pata en la que se esté, porque, para Florencio es un alimento que “es fuente de inspiración para cortar con la cabeza, el corazón y el alma”.
 
En uno de los espacios más espectaculares y emblemáticos de la ciudad, el salón Puerta del Sol, disfrutamos, tras la demostración, de un almuerzo con los representantes de las Empresas Protectoras de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Gastronomía, obra de Paco Roncero, quien dividió la comida en dos actos.
 
En la primera parte, tres entrantes, sinónimo de destellos de modernidad: filipino de queso de cabra, corte de foie con pan de especias y bizcocho de guacamole.
 
En la segunda, una sopa de almendra Marcona (la reinterpretación de un plato tradicional, con polvo de coco helado); una merluza con puré de coliflor; un solomillo con alcachofas fritas, ajos confitados y cebollitas; y una versión de piña colada, el postre perfecto para estos días de estío. Evento que contó con la colaboración de las bodegas Tradición, Marqués de Riscal y Freixenet.
 
La excusa de esta especial celebración fue reunir a los directores de comunicación de nuestras Empresas Protectoras –OHL, Uría Menéndez, Abertis, Banco Santander, Asisa, Microsoft, NH Collection, Telefónica, Universidad Alfonso X El Sabio– y unir así sinergias para llevar adelante los próximos proyectos de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Gastronomía.